El año meteorológico trajo fuertes contrastes de temperaturas y precipitaciones, junto con un insólito calor otoñal. El 2023 comenzó con abundantes lluvias, lo cual benefició las reservas hídricas del suelo, cruciales para la vid. Las temperaturas más bajas se registraron en febrero (-6,1°C), sin causar daños significativos. La primavera cálida favoreció un buen brote y crecimiento de la vid, y la ausencia de lluvias redujo el riesgo de enfermedades fúngicas. El verano aceleró la maduración de las uvas, incrementando la acumulación de azúcares, aunque la falta de lluvias sometió a las plantas a estrés hídrico. En septiembre, las condiciones eran favorables para la vendimia, con uvas aireadas, sanas y de madurez equilibrada.
Vendimia a mano con selección de fruta en viñedo. Fermentación alcohólica por debajo de 20 oC tras la cual se realiza la fermentación maloláctica, ambas en depósito de acero inoxidable. Crianza sobre sus lías y posterior crianza de 8 meses en barrica de roble francés de 300 y 500 litros.